En la reflexión del origen y sentido de las instituciones sociales, se ha llegado a la conclusión de que éstas surgen de la necesidad del hombre de certeza. ¿Cómo lograr la certeza ante la incertidumbre de cuando llegará la muerte? ¿cómo manejar este conocimiento de la finitud de la vida?
Diversos sociológos, sin perjuicio de que el tema ha ameritado el estudio desde diversas perspectivas del conocimiento, explican que, en virtud de que el hombre es el único animal que, dada su capacidad de raciocionio, es consciente que morirá, ha recurrido a la creación de rutinas, que a lo largo de la historia de la sociedad derivaron en costumbre e instituciones que le permiten en la cotidianidad programar su vida prescindiendo de las consideraciones trascendentales de qué hacer o para qué hacerlo si la vida terminará.
En la actualidad, nos insertamos en uan realidad construida que nos permite, y nos distrae, para no entrar en esta reflexión que desde mi punto no debemos olvidar.
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